CONSTANTINO PORPHYROGÉNITO, PROEMIO AL "DE ADMINISTRANDO IMPERIO" (s. X)

 

Un hijo sabio (sophós) hace feliz a su padre, y un padre afectuoso se deleita con un hijo prudente (phrónimo). Porque el Señor le da sabiduría para hablar en el momento oportuno y le agrega un oído para escuchar. Con El está el tesoro de la sabiduría, y de él vienen los regalos perfectos; El coloca reyes en el trono (basiléis epí thrónou) y les da el señorío por sobre todos. Ahora escúchame, hijo mío, y siguiendo mis enseñanzas serás sabio entre los prudentes y considerado prudente entre los sabios. Los pueblos (laoí) te bendecirán y las naciones (ethnón) te llamarán bendito. Instrúyete en lo que te interesa antes que nadie lo sepa y apóyate firmemente en el yelmo de la realeza (basiléias). Estudia las cosas que hay ahora e instrúyete en las que serán, para que puedas amasar experiencia con sano juicio y puedas ser competente en tus asuntos. Así, yo establezco una doctrina delante de ti para que puedas agudizar en experiencia y sabiduría. Así no tropezarás en lo que cada nación tiene poder para aventajar a los romanos, luego en lo que los pueda herir, y cómo y por quién otra nación puede encontrarse en armas y ser subyugada, entonces de acuerdo a sus revanchas y a su temperamento insatisfecho y a las demandas extraordinarias prosiguiendo, concerniente también a las diferencias entre otras naciones, y sus órdenes y costumbres y modos de vida, y la posición y ubicación y clima de la tierra que los cobija, su descripción y sus medidas, y más todavía lo concerniente a los eventos que han ocurrido durante las edades entre los Romanos y las diferentes naciones; y después, cuáles reformas han sido introducidas de tiempo en tiempo en nuestro estado y también fuera del Imperio Romano. Estas las he descubierto con mi propia sabiduría y he creído que deben ser sabidas por ti, mi hijo querido, para que puedas saber las diferencias entre cada una de estas naciones y como tratar y conciliar con alguno u oponerse y hacer la guerra. Así, por eso, ellos temblarán ante ti como ante uno grande en sabiduría y como del fuego ellos tendrán que apartarse de ti, sus labios serán cerrados y como dardos tus palabras los herirán de muerte. Así parecerás poderoso en sabiduría ante ellos y ante tu cara temblarán y los dominarás y el Todopoderoso te cubrirá con su escudo y el Creador te llenará de entendimiento; El guiará tus pasos y te establecerá sobre cimientos seguros. Tu trono será como el sol ante El y sus ojos mirarán por ti y ninguna amenaza te tocará porque El te ha elegido y apartado del seno de tu madre y te ha dado su regla como alguien excelente entre todos los hombres como refugio en un monte y como una estatua de oro en el lugar más alto, como una ciudad en una montaña. El te ha hecho crecer para que las naciones puedan traerte sus regalos y tú puedas ser adorado por ellos que se cobijan en la tierra. Pero tú, Oh, Señor, mi Dios, cuya regla permanece inalterada por siempre, ayúdalo en su camino que a través de ti me fue dado a mí y permítase que la visitación de su cara sea hacia él y tu oído inclinado a sus súplicas. Permítase que tu mano lo cubra y pueda él reinar sobre la verdad y pueda tu mano derecha guiarlo; que puedan sus caminos ser dirigidos ante ti para guardar los estatutos. Que puedan alegrías caer ante su cara y sus enemigos en el polvo. Que pueda el furor de su raza ser cubierto con las sombras de las hojas de muchos otoños y la sombra de su fruto cubra las montañas reales porque por ti reinan los reyes, glorificándote por los siglos de los siglos.

 

(Constantine Porphyrogenitus, De Administrando Imperio, Greek text edited by G. Moravcsik, English Transl. by R. Jenkins, Corpus Fontium Historiae Byzantinae, Trustees for Harvard University, vol. I, Third Impression, 1993 (1948), Washington. Trad. del inglés por José Marín R.)