LA TOMA DE BAGDAD (1258)

 

(Las matanzas que siguieron a la "destrucción" de la ciudad fueron tales) que de la sangre de las víctimas manó un río tan grande como el Nilo y tan rojo como el brasil. Bagdad fue destruido y los diferentes países del universo se enriquecieron con sus tesoros y sus objetos de arte. Los Mongoles vendieron a precio de cobre y de plomo los utensilios y los recipientes que habían encontrado en las cocinas y en las bodegas del Califa; muchos de estos objetos llegaron por casualidad a Chiras, de manera que algunas personas que estaban en el colmo de la indigencia y de la miseria lograron gracias a ellos la opulencia y el bienestar. En especies, en cupones variados de seda, raso negro, telas estampadas y brocados importados de Bizancio, de Egipto y de China, caballos de Arabia, mulas de Siria, jóvenes originarios de Grecia, de los países de los Alanos y del Kíptchak, muchachas turcas, chinas y beréberes, los Mongoles consiguieron un botín tan enorme que su total no podía caber en los cómputos del espíritu.

 

El texto es del historiador cronista Vassaf, que describió los acontecimientos ocurridos entre 1254 y 1328. Está recogido por Henri Massé en A nthologie Persane, Payot. 1950. págs. 240-241, en: Braudel, F., Las Civilizaciones Actuales. Estudio de Historia Económica y Social. Trad. J. Gómez Mendoza y Gonzalo Anes, Edit. Tecnos, 1969, Madrid. p.106. Colaboración de Diego Melo C.