EL ESTABLECIMIENTO MILITAR GODO EN ESPAÑA EN EL SIGLO V Y SU COLABORACIÓN CON LOS PODERES LOCALES

 

Había disuelto las antiguas estructuras su vejez ruinosa,

desprendida y por su decrepitud rota pendía la fábrica.

Había perdido su utilidad la vía tendida a lo ancho de la corriente.

Y la ruina del puente negaba un camino expedito.

Ahora en tiempos del poderoso Eurico, rey de los getas,

en las tierras, a él entregadas por aquél, ordenó iniciar los cultivos,

se esforzó magnánimo en desplegar con obras su nombre,

y a las inscripciones de los antiguos añadió la suya, Salla.

Pues, tras que hubo renovado la ciudad en sus eximias murallas,

esta mayor maravilla no desistió de ejecutar.

Construyó arcadas, las fundamentó profundamente en las aguas

y, emulando la admirable fábrica del fundador, la superó.

Y a crear tan gran protección de la patria

el amor del sumo sacerdote Zenón también le persuadió.

La ciudad Augusta habrá de permanecer feliz durante largos siglos

renovada por el empeño de un general en jefe y un pontífice.

Era DXXI.

 

Inscripción del puente romano de Mérida del año 483, en J. Vives, 1969, núm. 363, en: Textos y documentos de historia Antigua, Media y Moderna hasta el siglo XVII, vol. XI de la Historia de España dirigida por M. Tuñón de Lara, Labor, 1984, Barcelona, p. 169.